Protesta contra tu extinción

Mi país no está listo para verte cruzar calles en ese vestido,

Para que las calles sepan que tú eres fuerte; las avenidas, que eres musa.

Para enterarse que tu caminar es asunto tuyo y caminas nada más hacia la próxima parada de tu propio destino. Es que la mayoría de personas no entienden que las mujeres que caminan con vestido caminan más libres y nada las para.

Mi barrio no está listo para verte a media noche.

A esas horas en las que la punta de tu nariz queda bañada en la plata que te ha regalado la Luna desde tu día uno.

Puede que brilles junto con estrellas y muevas los pies con espectro de brisa del mar, pero todos deben saber que tu relación es con la cara blanca del cielo.

Sales a cantarle a ella y a nadie más.

Anoche que platicábamos pude leer un poco de tu alma, y mientras tratabas de evadir el tema tan engorroso, me dictaste a gritos tus ilusiones.

Sé que quieres correr de madrugada y abrazar al Sol.

Sé que te importa un bledo cómo luces mientras vuelas hacia la luz, exasperada. Sé que lo que quieres es recorrer galaxias a la velocidad de la luz. Tu naturaleza es la de radiación electromagnética, viajante.

Deseo paz para tu ceño. Que siga habiendo mistrales entre tus entrañas, que sigan habiendo sueños en tu vientre que nadie pueda corromper, que te los tatúes entre las clavículas y el mundo sepa que nada te debe vencer.

Que siempre haya fuego entre tus dientes, que renazcas como el Fénix, y que hagas reverdecer las calles de mi país mientras tus piernas revelan tu desesperación por ver a mi gente florecer,

en ese vestido.