Voy a destruirme

Voy a destruirme,

Escúchame bien.

Voy a desnudarme los pies y caminar descalza en tablas con clavos, sacrificando mi vago caminar.

Y, paso a paso, corregiré los pasos que di sin consultar al espíritu.

Espíritu.

Voy a desgarrar la piel de mis huesos

Hasta que quede sólo espíritu.

Porque le fui infiel y me carcome la culpa,

Ya que besé a mi mente mientras mantuve un pacto con mi alma.

Juré que sería mi única, resultó siendo mi última,

Y cuánto lo siento.

Y cuidado,

Porque vengo con antorcha en mano a quemar todos los puentes que construí tratando de obviar el río.

¿Que qué río? El río de mi destino.

Porque aún sin consultar al oráculo, todos sabemos que nadie puede alejarse de su río. Nadie puede escaparle.

Y no importa cuánto finjamos no conocerle, no haber nadado en él,

En él fuimos bautizados y a él regresaremos.

Y mi corriente es fuerte pero hoy sé que lo soporto, que soy de acero te digo.

¡Cuidado!

Que vengo con mazo en mano derrumbando templos que construí a falsos dioses.

¿A quiénes? A todos ustedes, los que soñaron por mí.

Hoy soñé yo y es mejor.

Y luego de soñar salí a correr al amanecer, y me topé con un árbol llamado esencia.

Y lo abracé. Y no sé cómo explicarlo a ustedes, lectores, pero sus raíces se ensancharon y florecí con él. De mí brotó una flor. Le llamé libertad. Le apodé propósito. La riego con arte.