El tiempo

Magníficamente misterioso y exacto. Brutalmente cruel. No para. No se apresura. Ni por las almas que pasan tormento, en agonía cuyo único deseo es que todo acabe rápido, ni por los amantes delirando una vida eterna juntos.

El tiempo, que no se presta. Que si se regala, no se recupera. Que no pueden comprar los llamados importantes por más cifras que dispongan en el banco.

Que sigue corriendo aunque todas las manecillas de todos los relojes que cuelgan en las paredes del mundo y los que abrazan a muñecas izquierdas, se detuviesen.

Patéticamente relativo. Quien tuvo un accidente en segundos y muere, quien dio a luz una vida en nueve meses.

Que puede ser bello y efímero. Como los amores de paso y las flores en la iglesia, como diría Galeano; o puede ser hambriento de dolor y durar una vida entera.

El tiempo. El único invento humano que le llegó a controlar.